Animada día y noche, Tesalónica se hace querer por su atmósfera única y vitalidad. En Tesalónica no hay lugar/tiempo para horarios y obligaciones. La jornada comienza con una bougatsa (dulce típico griego que consiste en pasta filo rellena de crema pastelera), un koulouri (pan dulce en forma circular cubierto de sésamo) o un spanakopita recién hecho (pastel salado de espinacas y feta), y por supuesto un buen café. Aquí nadie empieza el día sin antes tomarse un café. Además, el café “frappé” tiene su origen en Tesalónica y es la bebida preferida de esta ciudad. Podéis degustarlo en miles de bares, a cualquier hora del día, solo tenéis que elegir dónde: en una plaza, en la playa, en las zonas estudiantiles o en la Ciudad Alta mientras gózais de unas buenas vistas. Los tesalonicenses siempre juntan café y compras en el mercado local. ¡Es una ocasión excelente para...
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