Paseando por las calles del centro de Tesalónica os toparéis no solo con numerosas iglesias ortodoxas griegas sino también con monasterios. Recordad que Tesalónica fue una de las primeras ciudades europeas donde el apóstol Pablo predicó el cristianismo con sus enseñanzas y así comenzó una larga tradición religiosa. Las iglesias paleocristianas y bizantinas, con un estilo arquitectónico y una decoración interna única, forman parte de la lista de monumentos del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Asimismo, todos los barrios tienen sus iglesias y capillas ortodoxas, tanto antiguas como modernas, que gracias a su labor constituyen un punto de referencia para los fieles a nivel espiritual y antropológico/humano.
Desde su fundación, Tesalónica ha sido un cruce/intercambio entre diferentes culturas, religiones y pueblos que han convivido durante mucho tiempo. Prueba de ello es el resto de iglesias cristianas presentes en la ciudad, las sinagogas, las antiguas mezquitas otomanas y los objetos de culto de las divinidades egipcias provenientes de la antigua ciudad de Sarapion que se encuentran custodiados en el Museo arqueológico de Tesalónica. Los lugares de culto de la ciudad abren sus puertas a todos los que deseen entregarse a la espiritualidad y la devoción.